Historia de la fundación de Acción Nacional datos



Antecedentes e Historia de la Fundación de Acción Nacional

Epigmenio Jiménez Rojas

 

Antecedentes históricos de partidos políticos en México

Los partidos políticos en el sentido moderno, son organizaciones relativamente recientes en el mundo; van de la mano con la creación de los Estados nacionales, que a su vez son producto de corrientes de pensamiento como La Ilustración, el capitalismo, el liberalismo político y la Revolución Industrial. La mayoría de los partidos políticos modernos aparecieron durante el siglo XIX, particularmente en la segunda mitad, en la que se distinguieron claramente las corrientes liberales pro-capitalistas y su contraparte, la corriente marxista-comunista. En ese ambiente de fines de siglo surgió también el movimiento llamado de la tercera vía (entre capitalismo y comunismo), impulsado por el pensamiento de la Doctrina Social de la Iglesia, y  particularmente por el Papa León XIII a través de la encíclica social Rerum Novarum.

En Estados Unidos los primeros partidos políticos  aparecieron en los últimos años del siglo XVIII, alrededor de 20 años después de la independencia de ese país.

El investigador de la UNAM,  Dr Francisco de Andrea Sánchez, en su ensayo sobre el origen y evolución de los partidos políticos en México, explica que una vez lograda la independencia de México en septiembre de 1921 y establecido el imperio de Agustín de Iturbide, aparecieron tres corrientes políticas: los iturbidistas, los borbónicos y los republicanos, que fueron los primeros agrupamientos políticos que aunque distaban mucho de tener la estructura de un partido político, tenían la intención de formar organizaciones políticas estables, cosa que se logró hasta mucho tiempo después.

 Después de la caída de Iturbide, y ante la falta de tradiciones y costumbres  de organización política, La masonería, que había sido introducida a la Nueva España unos años antes del inicio de la independencia, tuvo gran influencia en las primeras corrientes políticas de la nueva nación mexicana. Los criollos, mexicanos de ascendencia española, que idearon y dirigieron el movimiento independentista, fueron quienes encabezaron los primeros gobiernos en México. Quienes se interesaron por el manejo del Estado se afiliaron a las logias masónicas, que constituyeron una suerte de partidos políticos en esta primera parte de la vida independiente.

 Las primeras dos corrientes masónicas que surgieron en México fueron la logia del rito yorkino, integrada por antiguos insurgentes independentistas, y su adversaria, la logia del rito escocés antiguo y aceptado, a la que se afiliaron los partidarios del antiguo régimen, los realistas.

  Los yorkinos, influenciados por el diplomático norteamericano Joel R Poinsett, buscaban dejar atrás las antiguas estructuras virreinales y arribar a una era del progreso, imitando prácticamente en todo al Estado Nacional que se había creado recientemente, los  Estados Unidos de América.  Los masones del rito escocés por su parte eran partidarios del regreso de la monarquía borbónica; pugnaban porque algún miembro de la familia real española viniera a México a dirigir el nuevo Estado. Durante algún tiempo las logias hicieron las veces de partidos políticos.

 Cuando empezó a declinar la influencia directa de las logias masónicas, aparecieron los Federalistas y los Centralistas, que andando los años fueron identificados a la vez como Liberales y Conservadores respectivamente. Estas facciones políticas  -que no partidos políticos aun-  se enfrascaron en una cruenta lucha por décadas, a consecuencia de la cual perdimos más de la mitad del territorio nacional mediante una guerra de despojo a manos de los vecinos del norte. Esta lucha de liberales y conservadores se resolvió hasta 1867 con la derrota definitiva de los segundos. Los liberales triunfantes iniciaron entonces la construcción del México actual.

 Solo al final del régimen de Porfirio Díaz,  en los primeros años del siglo XX, surgieron los primeros partidos políticos en México. En 1906 los hermanos Flores Magón  -Ricardo y Enrique-  fundaron el Partido Liberal Mexicano, una organización que rápidamente transitó del liberalismo al anarquismo. Este partido tuvo influencia importante en los movimientos obreros de inicios del siglo XX, entre ellos las conocidas huelgas obreras de Cananea y Rio Blanco. Este partido tuvo poco arraigo y totalmente debilitado se disolvió en 1927. En 1909 Francisco I Madero creó el Partido Nacional Antireeleccionista, con el solo propósito de ser la plataforma para su campaña a la Presidencia de la República.

 Una vez pasada la fase armada de la Revolución, el grupo de caudillos norteños triunfante  -la mayoría de ellos sonorenses-  fundó varios partidos con objeto de articular el apoyo electoral y las políticas públicas de los nuevos regímenes revolucionarios. Entre 1916 y 1928 existieron los siguientes partidos:

Partido Liberal Constitucionalista

Partido Liberal Nacionalista

Partido Nacional Cooperatista

Partido Nacional Agrarista, y el

Partido Laborista Mexicano

 Aunque pretendían ser nacionales, estos partidos políticos de la pos-revolución se concentraban principalmente en la ciudad de México, siendo prácticamente desconocidos en el resto del territorio nacional. Tuvieron corta duración porque prevalecía el autoritarismo de los caudillos revolucionarios triunfantes. Estas organizaciones semi-oficiales, aunque cumplieron su cometido de ser plataformas para la formación de gobiernos, estuvieron siempre sometidas a los vaivenes de los gobernantes y la precaria estabilidad política de esa época.

 

El partido de la Revolución

El 17 de julio de 1928 murió en un atentado el candidato electo a la Presidencia de la República, el general Álvaro Obregón. A consecuencia de este hecho, el primero de septiembre de ese mismo año, el presidente Plutarco Elías Calles pronunció un largo discurso en la apertura del periodo de sesiones del Congreso de la Unión, en el que llamó a los hombres de la revolución a pasar de la condición de “país de solo hombre” a la de una nación de instituciones y leyes, a pasar de un sistema de gobiernos de caudillos a un régimen de instituciones. En otras palabras, declaraba que quedaría definitivamente atrás la tradición tan arraigada de los caudillos y se adoptaría un sistema político de instituciones y no de hombres providenciales.

 Destaca también en este discurso el llamado a grupos políticos no revolucionarios, a quienes se refería como la reacción, a participar en la vida política y electoral de país y competir por el acceso al poder público.  Para este grupo en el poder todo lo que divergía de sus intereses era etiquetado como  la reacción; o se era revolucionario, o se era reaccionario, según esta visión maniquea. El argumento de calles para el llamado a estos grupos que no coincidieran con sus ideas, era que por este medio se podrían evitar las guerras intestinas entre los revolucionarios, los cuales sin enemigos ideológicos a la vista en las cámaras, se atacaban y se destruían entre sí.

 Este fue el origen del Partido Nacional Revolucionario, un partido de alcance nacional, un partido de los revolucionarios para los revolucionarios, que nacía con el objetivo fijar los procedimientos de acceso al poder, eliminar los enfrentamientos internos que frecuentemente derivaban en asesinatos políticos, y dar estabilidad política al país. El PNR fue fundado el 4 de marzo de 1929. Fue el primer antecesor del actual PRI.


   Las acciones del fundador

Don Manuel Gómez Morin es la figura central y fundamental en la creación de Acción Nacional. Este ilustre mexicano, uno de los Siete Sabios de México, es, como afirma el escritor Enrique Krauze, un hombre de la Revolución Mexicana.

 Gómez Morin es parte de una generación de mexicanos –a la que él mismo llamo generación de 1915-  que se involucraron con intensidad en la parte constructiva de este movimiento, conocido como pos-revolución. Como muchos miembros de su generación, consideraba que México se encontraba en aquel momento histórico,  ante una gran oportunidad, ante un gran sino, como el mencionaba en sus escritos (es decir, un signo o señal de un impulso vital o fuerza que señala un destino)  que debía ser  correctamente interpretado y aprovechado para llevar a la nación a un mejor futuro. En ese afán participó durante un par de años como funcionario público y después contribuyó de manera destacadísima en la creación de importantes instituciones y leyes que han contribuido de manera decisiva al progreso de nuestro país.

 Apenas se habían creado algunas de estas instituciones bancarias y financieras cuando ya los hombres del poder aprovechaban para hacerse préstamos con objeto de impulsar sus negocios particulares. Gómez Morin comprendió entonces que el problema de raíz en México era político,  de cambiar los usos y costumbres en la política, de  “una renovación moral, una generación libre y limpia”. Para eso se propuso desde entonces crear una organización política de ciudadanos para ciudadanos, que renovara la política.

 En el intercambio epistolar entre Gómez Morin y José Vasconcelos, fundador este último de la SEP entre muchas contribuciones a México, hay tres largas cartas del primero al segundo. Estas cartas están fechadas entre 1926 y 1928. En la primera carta, del 21 de agosto de 1926, Gómez Morin habla ya de su idea de crear un partido político cuyas características, le dice a Vasconcelos,  deberían ser en primer lugar tener una doctrina política, y la segunda característica seria que la organización debía  proponer una “ingeniería política y social” para planear con rigor técnico la resolución de los problemas nacionales. Un partido así requeriría de una combinación de filósofos y técnicos  (técnicos en el sentido de personas con conocimiento profundo de los problemas nacionales y las herramientas técnico-administrativas para resolverlos)

 En la carta del 5 de octubre de 1928, Gómez Morin trata de nuevo de convencer a Vasconcelos  de iniciar un partido político, de iniciar un movimiento con base en una institución, que fuera oposición permanente para influir “desde el gobierno, o desde enfrente del gobierno” en el destino de México. Vasconcelos no aceptó esta propuesta, pues se aprestaba ya a contender por la Presidencia de la República.

 Finalmente, en la carta del 3 de noviembre de ese mismo año (1928), Gómez Morin confiesa a Vasconcelos que la formación del partido que intentaba crear era empresa mucho más difícil de lo que había pensado, pues hay “tantas trabas y tantas dificultades y tantos intereses que se oponen a una acción de esta naturaleza, y que yo ni siquiera sospechaba, que con toda sinceridad que el resultado de esta primera excursión de mi parte en terreno político es una profunda desilusión de muchas gentes y, sobre todo, de mí mismo”. Sin embargo, advierte a Vasconcelos (quien ya había decidido ser candidato presidencial)  que lanzarse a una campaña política sin haber organizado previamente una estructura era algo muy arriesgado, pues en el evento de ganar no tendría  equipo con quien gobernar, ni cuerpos legislativos de apoyo.

 Ante la derrota electoral de Vasconcelos y el fracaso en el intento de formar el partido, Gómez Morin se alejó de la política en los años siguientes y se dedicó a apoyar la formación de instituciones y empresas ahora en el sector privado, a atender su despacho de abogado y a su trabajo  de maestro universitario.

 

Gómez Morin,  Rector de la Universidad Nacional

En octubre de 1933 ocurrió una huelga en la Universidad Nacional, provocada por el anuncio de que la institución debería adoptar, por disposición gubernamental, una orientación marxista en sus investigaciones y planes de estudios. La mayoría de los estudiantes se rebelaron ante esta medida, lo que ocasionó la caída del rector. La asamblea Universitaria eligió entonces a Manuel Gómez Morin como Rector interino. En los días siguientes el Consejo Universitario lo confirmó en ese cargo.

 Gómez Morin inició entonces una denodada lucha por preservar la autonomía y la  libertad de cátedra en la universidad. Los estudiantes universitarios que más decididamente apoyaron al rector fueron los miembros de la organización llamada Unión Nacional de Estudiantes Católicos (UNEC). Los unésicos eran jóvenes talentosos y sólidamente preparados que tenían como objetivo el estudio profundo y objetivo de la historia nacional y la defensa de los valores auténticos de la nacionalidad, así como la irrestricta libertad religiosa, tema este último muy presente en aquellos años en que las heridas causadas por  la recientemente concluida guerra cristera aun no sanaban.

 Los unésicos se convirtieron en entusiastas seguidores del maestro y rector Gómez Morin, veían en él un guía. Gracias a su apoyo, así como al apoyo de los maestros de la universidad, esta pudo preservar su autonomía y eliminar la amenaza de convertirse en un centro de adoctrinamiento marxista. Sin embargo, esto tuvo un costo personal alto para el rector, que perdió mucho peso corporal y se afectó su salud. Gómez Morin dejó la rectoría al concluir su interinato, en octubre de 1934. Por otro lado, la intensa lucha a favor de la universidad le dio relevancia nacional. Unos años después del concluido el rectorado, un gran número de destacados  integrantes de la UNEC fueron miembros fundadores del Partido Acción Nacional, como lo describe con bastante detalle Carlos Castillo Peraza en su escrito La Primera Oficialidad.

  

Contexto nacional en la fundación del PAN

Como ya se ha dicho en párrafos anteriores, para Gómez Morin la Revolución Mexicana debió conducir a un cambio de régimen político, a un avance acelerado del progreso de México. En este empeño, Gómez Morin trabajó arduamente para crear instituciones que contribuyeran a este fin. Sin embargo, los intereses personales de quienes ostentaban el poder muchas veces fueron más fuertes que el interés superior de la patria, y como consecuencia, la esperada consolidación del bienestar general parecía no llegar. Para el fundador, el problema de la nación era fundamentalmente político, y por lo tanto hacía falta una institución con ese carácter  que encausara el verdadero espíritu de la revolución y remediara esta situación. De ahí nació la idea de Acción Nacional.

 Pos-Pevolución

El periodo conocido como pos-revolución o constructiva de la Revolución, va aproximadamente de 1916 a 1929, es decir desde el triunfo del constitucionalismo con Carranza  hasta la fundación del PNR.

 En este período México se dio una nueva constitución, en febrero de 1917.  La nueva constitución fue una versión modificada de la constitución liberal de 1857, que ahora incluía  un claro acento social.

 Asi mismo, se redujo de manera muy importante el tamaño de las fuerzas armadas, en un esfuerzo por reducir el militarismo; con Obregón se obtuvo el reconocimiento por parte de  la mayoría de las naciones, del nuevo régimen mexicano surgido de la Revolución (EU impuso algunas condiciones para el reconocimiento). Se empezó a organizar la vida institucional del país, iniciando con la fundación de la Secretaría de Educación Pública, obra de José Vasconcelos.

 Durante el régimen de Calles (1924-1928) se fundaron importantes instituciones y leyes de corte fiscal y financiero, tarea en la que Manuel Gómez Morin fue parte fundamental, invitado (de manera honoraria) por el Secretario de Hacienda de la época, el ing Alberto J Pani. Asimismo, en la administración Callista se iniciaron grandes proyectos de infraestructura en nuestro país, como obras de irrigación y carreteras. México empezó a modernizarse.

 Por otro lado, en el periodo pos-revolucionario se inició ya la costumbre de “patrocinar” a líderes obreros para controlar a este sector de la población, fue la época de la fundación de la Confederación Regional Obrera Mexicana, la CROM de Luis N Morones.

Durante el gobierno de Calles ocurrió también el movimiento conocido como guerra cristera o la cristiada, provocada por la política agresiva del gobierno federal en contra de la jerarquía de las iglesias, específicamente contra la iglesia católica. Este conflicto duró 3 años, de 1926 a 1929.

 La época pos-revolucionaria fue una época de caudillos (Carranza, de la Huerta, Obregón, Calles). Si bien hubo un gran esfuerzo por institucionalizar y modernizar al país, al mismo tiempo las instituciones creadas estaban a la disposición del caudillo en turno. Los partidos políticos de la época fueron solo temporales e instrumentos político-electoral del gobernante del momento. Las instituciones creadas, como los bancos, sirvieron de fuente de recursos, mediante préstamos, para impulsar negocios particulares de los poderosos de la época. Claramente faltaba en el sistema político naciente abandonar la tradición de los caudillos y la prevalencia de las instituciones, fundadas y guiadas estas por valores.

  

El Maximato

El 17 de julio de 1928 murió en un atentado el candidato electo a la Presidencia de la República, el general Álvaro Obregón. A consecuencia de este hecho, el primero de septiembre de ese mismo año, el presidente Plutarco Elías Calles pronunció un largo discurso en la apertura del periodo de sesiones del Congreso, en el que llamó a los hombres de la revolución a pasar de la condición de “país de solo hombre” a la de una nación de instituciones y leyes, a pasar de un sistema de gobiernos de caudillos a un régimen de instituciones. En otras palabras, declaraba que quedaría definitivamente atrás la tradición tan arraigada de los caudillos y se adoptaría un sistema político de instituciones y no de hombres providenciales.

 Destaca también en este discurso el llamado a grupos políticos no revolucionarios, a quienes se refería como la reacción, a participar en la vida política y electoral de país y competir por el acceso al poder público.  Para este grupo en el poder todo lo que divergía de sus intereses era etiquetado como  la reacción; o se era revolucionario, o se era reaccionario, según esta visión maniquea. El argumento de calles para el llamado a estos grupos que no coincidieran con sus ideas, era que por este medio se podrían evitar las guerras intestinas entre los revolucionarios, los cuales sin enemigos ideológicos a la vista en las cámaras, se atacaban y se destruían entre sí.

 Este fue el origen del Partido Nacional Revolucionario, un partido de alcance nacional, un partido de los revolucionarios para los revolucionarios, que nacía con el objetivo fijar los procedimientos de acceso al poder, eliminar los enfrentamientos internos que frecuentemente derivaban en asesinatos políticos entre los revolucionarios, y dar estabilidad política al país. El PNR fue fundado el 4 de marzo de 1929. Fue el primer antecesor del actual PRI.

 A pesar del llamado de Calles para que México transitara de una nación de caudillos a un sistema político de instituciones y respeto a las leyes, en clara contradicción con su propio llamado, intervino constantemente en los gobiernos federales de los siguientes años.

Quizá alentado por el control logrado sobre la clase política a través del recién creado Partido Nacional Revolucionario, el PNR, asi como el debilitamiento de los jefes militares después de que fue desmantelada la rebelión escobarista encabezada por el general José Gonzalo Escobar, Calles mantuvo una fuerte presión sobre los titulares del ejecutivo que lo sucedieron, Pascual Ortiz Rubio y Abelardo L Rodríguez, muy acentuadamente en el caso del primero. A este periodo, entre 1930 y 1934 se le conoce como el Maximato. La prensa de ese tiempo solía referirse a Plutarco Elías Calles como el jefe máximo.

 Calles buscó como sus sucesores a personas no militares o bien personas con trayectoria militar poco relevante, como una medida para reducir la probabilidad de rebeliones o dictaduras militares. Así, designó primero como presidente interino al abogado y hasta entonces gobernador de Tamaulipas, Emilio Portes Gil, para dar tiempo a elegir al nuevo presidente constitucional. Luego, en la elección de 1929 resultó ganador el ing. Pascual Ortiz Rubio, historiador y diplomático, quien en los 8 años anteriores a su acceso al poder había estado fuera del país.  La intervención de Calles en prácticamente todos los asuntos del gobierno fue abrumadora para el nuevo presidente,  empezando por el hecho de que el jefe máximo decidió la conformación del nuevo gabinete. Finalmente Ortiz Rubio decidió renunciar a su cargo tras dos años y meses al frente de la presidencia.

 Para completar el periodo inconcluso (1932-1934), fue designado Abelardo L Rodríguez, quien había tenido alguna trayectoria militar, había sido gobernador de baja california y era también empresario. La intervención de calles queda de manifiesto, por ejemplo, en un memorándum expedido por el presidente Rodríguez a los miembros de su gabinete en septiembre de 1933 donde les advierte: “He tenido conocimiento de que con frecuencia los señores Secretarios de Estado y Jefes de Departamento, someten a la consideración y consulta del General Calles, diversos asuntos relacionados con la marcha de la Administración y con cuestiones que hoy son competencia de las diversas Dependencias del Ejecutivo… no juzgo conveniente que los señores Secretarios de Estado y Jefes de Departamento sometan los asuntos de su competencia a conocimiento del general Calles. En tal virtud, mereceré a ustedes que en lo sucesivo se abstengan de someter a la consideración y consulta del General Calles los asuntos de la competencia de las Secretarías y Departamentos a su cargo”

Otro acontecimiento importante en este periodo fue la decisión de Calles de implantar en México la educación socialista. Consideraba que era indispensable infundir en la mente de los mexicanos la idea del socialismo para alejar toda amenaza reaccionaria. Escogió deliberadamente la ciudad de Guadalajara   –por ser centro de lucha por la libertad de cátedra-  para pronunciar en julio de 1934  un discurso que fue conocido como “el grito de Calles” en el que afirmaba que ahora había que iniciar “…la revolución psicológica; debemos entrar, apoderarnos de las conciencias, de la conciencia de la niñez, de la conciencia de la juventud, porque la niñez y la juventud deben pertenecer a la Revolución... no podemos entregar el porvenir de la Revolución a manos enemigas. Con toda la maña los reaccionarios dicen que el niño pertenece al hogar, que el joven le pertenece a la familia; doctrina egoísta, el niño y el joven pertenecen a la colectividad..."

 Finalmente, el 10 de octubre de 1934 el congreso aprobaba  -por unanimidad-  la reforma al artículo tercero constitucional, cuyo texto iniciaba asi: “La educación que imparta el Estado será socialista y además de excluir toda doctrina religiosa combatirá los prejuicios”, agregando después que la educación deberá incluir un “concepto racional y exacto del universo y la vida social”.   Esta reforma permaneció vigente hasta el 22 de diciembre de 1945 cuando fue de nuevo reformado para quedar con una redacción similar a la actual.


  El régimen cardenista

El periodo de gobierno del General Lázaro Cárdenas fue de 1934 a 1940. Sin duda la acción más recordada de su régimen fue la expropiación petrolera, que se ejecutó en marzo de 1938, basándose en la Ley de Expropiación en 1936.

 El escritor Enrique Krauze,  que escribió acerca del General Cárdenas en su libro Entre el Pueblo y el Poder, llama a este personaje de la revolución “El General Misionero” por su determinación de ayudar a los marginados de siempre, aunque sus métodos parecieran poco ordenados, basados más en el deseo de ayudar de inmediato que en la visión global de los problemas.  Y es que el general Cárdenas tenía un concepto patrimonial del poder y un pensamiento mágico. Don Manuel Gómez Morin afirmaba en entrevista que le hizo el periodista James W Wilkie,  que Cárdenas, aunque era un hombre de buenas intenciones,  “…tenía una concepción primaria de que, el que tiene la autoridad puede cambiar por decreto de su voluntad las cosas. Es un sentido mágico de la vida. Creo que esa es la nota característica de la mentalidad de esas gentes: creen que porque lo declaran en la ley, o en resoluciones gubernamentales, ya cambian la realidad”.

  En su afán de remediar al momento las carencias de los más marginados el presidente Cárdenas  disponía del patrimonio del Estado distribuyéndolo como  si se tratara de un patrimonio personal, al tiempo que  establecía políticas públicas sin planeación, con premura,  sin orden, sin sistema, que provocaron varias crisis económicas durante su periodo de gobierno. Su formación como militar y las prácticas tradicionales de la política mexicana se tradujeron en un estilo personalista de gobernar.

 Las  primeras acciones políticas al inicio de su gestión, fueron las tendientes a desembarazarse de la influencia y presiones del hasta entonces llamado Jefe Máximo de la Revolución, Plutarco Elías Calles. Primeramente hace movimientos entre los generales de alto rango, poniendo a muchos de ellos, callistas,  “en disponibilidad”, es decir, en retiro forzado. En el poder legislativo, promovió el desafuero de diputados y senadores callistas, acusados de “incitación a la rebeldía y maniobras sediciosas”.

 Luego, el presidente Cárdenas promovió la agitación obrera con la idea de modificar las reglas del juego patrones-trabajadores,  mejorar las condiciones de la clase obrera y hacerse de una base política y electoral en este sector. Para estas acciones se hizo del apoyo de intelectuales marxistas como Vicente Lombardo Toledano (antiguo compañero de estudios de Manuel Gómez Morin), asi como de algunos líderes de trabajadores, como los llamados entonces “los 5 lobitos”, entre los que destacaba el líder de lecheros Fidel Velázquez. Resultado de estas políticas, en 1935 hubo un gran número de huelgas, alrededor de 500, que causaron quebrantos en la situación económica y productividad del país. Con Cárdenas se inauguro el sistema corporativo-clientelar del sistema político mexicano que se mantuvo asi hasta finales de siglo. Los obreros fueron agrupados en una central sindical, la Confederación de Trabajadores de México, la CTM.

 Ante la ola de huelgas,  en junio de 1935 Plutarco Elías Calles hizo críticas directas a esta permisividad del gobierno a estos paros  y desórdenes que causaban un daño directo a la productividad y la economía. Declaró que el país necesitaba tranquilidad y orden  para poder avanzar hacia el progreso. Esto fue aprovechado por el presidente Cárdenas para acusar a calles de intromisión en la conducción de la política nacional y sembrar la división entre el grupo revolucionario. Inmediatamente propició la agitación obrera contra Calles y pidió la renuncia de todos los miembros del gabinete, integrado en su mayoría por callistas, sustituyéndolos por gente de su confianza. Unos meses después Cárdenas decretó el destierro de Calles, quien fue llevado vía aérea fuera del país, a Brownsville, Texas.

 Entre 1936 y 1938 Cárdenas llevó a cabo un intenso reparto de tierras mediante una aplicación intensa de la reforma agraria. Repartió alrededor de 18 millones de hectáreas. El propósito declarado era dotar finalmente de tierras a los campesinos del país, pero también eliminar de una vez y por siempre el sistema de latifundios que por siglos había existido mediante las haciendas, muchas de las cuales ahora estaban en manos de jefes revolucionarios que habían aprovechado el movimiento armado para hacerse de tierras.

 Emprendió la expropiación de grandes extensiones de tierras productivas y su inmediata colectivización en las fértiles tierras de La Laguna coahuilense, luego en la zona henequenera de Yucatán,  y finalmente en las haciendas de la familia Cusi de Lombardía y Nueva Italia en Michoacán. Todos estos experimentos colectivistas terminaron en estrepitosos fracasos. Las tierras que no se colectivizaron tampoco se entregaron en propiedad a los campesinos. El sistema de tenencia que se estableció fue el ejidal. Las tierras ejidales no pertenecían al campesino sino a la comunidad; si por cualquier situación dejaba de trabajarla, la perdía.

 El sistema de tenencia de la tierra basado en el ejido  hizo que los campesinos quedaran a merced de los burócratas de la comisión agraria, y hasta de los comisariados ejidales. El recién fundado Banco de Crédito Ejidal desembolsaba importantes cantidades para apoyar estas acciones; muchos recursos de esta institución se perdieron, nunca fueron recuperados. Los campesinos fueron también agrupados en un organismo corporativo, la Confederación Nacional Campesina, la CNC.

  Si los experimentos colectivistas fueron un completo fracaso, en cambio en términos políticos el reparto de tierras fortaleció al régimen, pues los campesinos en adelante fueron un sector muy fiel a los gobiernos surgidos de la revolución y a su partido oficial.

 Continuando con su credo colectivista, en 1937 el presidente Cárdenas privatizó los ferrocarriles, entregando su administración totalmente a los trabajadores de este sector. En pocos meses se vio lo equivocado de esta política, pues hubo numerosos y graves accidentes de ferrocarril y la empresa entró en un declive financiero que anunciaba la ruina total. Se dio marcha atrás parcialmente, centralizando de nuevo la administración.

 Derivado de un conflicto laboral entre los trabajadores de la industria petrolera y las compañías extranjeras de este sector, que fue escalando a partir de mediados de 1937, finalmente el general Cárdenas anuncia la nacionalización de la industria petrolera el 18 de marzo de 1938. Esta acción tuvo como efecto una gran euforia nacionalista. Personas de todas las clases sociales hicieron largas filas en el palacio de Bellas Artes para entregar sus contribuciones a fin de cubrir el pago de la deuda derivada de la expropiación petrolera. La nacionalización causó también una crisis en la industria petrolera, que fue bien resuelta ante la coyuntura del inicio de la segunda guerra mundial que requería importantes cantidades de petróleo, asi como la actitud prudente de los presidentes Cárdenas y Roosevelt.

  

Contexto internacional. La época de las ideologías totalitarias

A nivel global, los años previos a la fundación del partido  Acción Nacional en México, fueron tiempos de ascenso y popularidad de las ideologías totalitarias, representadas especialmente por los regímenes de Adolf Hitler en Alemania y José Stalin en la entonces Unión Soviética. También puede citarse dentro de este tipo de regímenes el fascismo italiano encabezado por Benito Mussolini. Otros gobiernos y movimientos que sin ser totalitarios tenían algunos elementos de esas ideologías fueron por ejemplo el régimen del general Francisco Franco en España y el movimiento nacionalista conservador de l’Action Française en Francia.

 Los totalitarismos suelen surgir de sociedades profundamente desencantadas e inconformes por situaciones económicas, políticas y/o sociales en su país. Este enojo social es aprovechado por liderazgos carismáticos que apelan a los instintos y las emociones básicas de la población exacerbando los sentimientos de tipo religioso, de raza, de nacionalidad  o de ideología con un discurso radical anti-sistema. Estudiosos del fenómeno del totalitarismo como la filósofa alemana-norteamericana Hannah Arendt, consideran que este se caracterizan por cosas como:

 ·         Un líder carismático/dictador y un partido, con un discurso anti-sistema

·         Exigencia de fidelidad absoluta al líder y a un partido único

·         El líder dice encarnar las aspiraciones del pueblo y conocer todas sus necesidades. El partido articula las soluciones a estas necesidades

·         Control absoluto de los medios de comunicación. Solo se puede publicar lo dispuesto por el líder o el partido único

·         Destrucción de las instituciones democráticas, que son sustituidas por órganos totalmente supeditados al líder/partido único

·         Control total del ejército

·         Estado policiaco, con una policía secreta que vigila el comportamiento fiel de la población. Se hacen llamados a la población para denunciar a los disidentes

·         El Estado interviene en todas los asuntos de la vida pública, pero también decide sobre la vida privada de los ciudadanos (manera de vestir, número de hijos, carrera, lugares donde se le permite  vivir, que cosas puede leer, asignación de empleo, fe religiosa, etc)

·         Uso del terror como medio de control de la población

·         La economía está bajo el control del Estado

·         No se tolera la pluralidad, se apela a la unidad nacional en torno al líder y al partido

·         El objetivo final de todos los totalitarismos es la dominación del mundo

 Parecen tan brutales estos regímenes, que en la época actual ya no serían tolerados, pero aun encontramos casos como el de Corea del Norte, con un régimen de este tipo. Otro ejemplo actual  son los intentos de establecer un estado totalitario por grupos como el ahora llamado Estado Islámico.

 

meniojimenez@blogspot.com

 


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